mayo 21, 2006

VIDA: Bogotá


Esta semana que acaba de pasar volví de Bogotá, ciudad donde estuve 10 días por asuntos de trabajo y que alargue con unos días por recreación. Bogota, creo que son esos destinos a que uno por mutuo propio, difícilmente le asignaría la cantidad de días que yo estuve. Ya que la historia de violencia que envuelve a la capital de Colombia y principalmente con el hecho reciente de la muerte de la hermana del ex Presidente Gaviria, lo hace un lugar poco apetecible para estar por varios días.

Sin duda, viaje con algo de miedo, las imágenes de violencia que dan los medios de comunicación sobre esta ciudad estaban ya instaladas en mi inconsciente, así que de alguna forma uno no puede manejar esa incertidumbre que provoca la violencia de golpe. A pesar de ello, lo que más me choco al llegar a Bogotá no fue algún acto de violencia, sino la tranquilidad y alegría con que vive la gente ahí, la violencia en verdad no es un tema en el diario vivir. Si bien, las calles no están repletas de gente como uno acostumbra a ver en barrios comerciales en Chile, ya que aun existe el rezago de esa violencia vivida en los ochenta y principios de los noventa, la gente hace su vida de todas maneras tranquilamente y circula libremente. Entendiendo que no hay mejor forma de demostrar ese malestar hacia la violencia y el terrorismo que a través de tomarse los espacios públicos y vivirlos de la manera más alegre.

Pero también, esa tranquilidad con que vive Bogotá, donde los actos terroristas y de violencia, se ven en relación a otras ciudades colombianas, como hechos aislados en la ciudad; han tenido un costo importante en materia de seguridad y libertades. Era impresionante como en cualquier lugar público como restaurantes, malls, tiendas, museos etc., era normal que te revisaran los bolsos o maletines, te pasaran detectores de metal y nadie se salvaba. Era tanta la seguridad que, por ejemplo, para estacionarse uno en un mall, el auto antes de bajar por el subterráneo era abierto por completo e inspeccionado por perros que buscan explosivos y drogas, y uno veía enormes colas para estacionarse.

En materia de lavado de dinero, para cambiar 20 dólares a uno le pedía teléfonos, entre mas uno diera más contentos quedaban, te sacaban fotocopia al pasaporte, te tomaban huellas digitales etc. Todo era sobre regulado, nada era simple, pues quizás esta tranquilidad se pueda lograr sólo con esos niveles de seguridad y la gente esta dispuesta a pagar ese costo, nunca vi un alegato de algún colombiano por revisiones de cualquier tipo, la gente esta acostumbrada y realmente siente que eso es preferible.

Seria injusto terminar este relato, sin decir, que realmente lo pase increíble en Bogotá, recorrí lugares hermosos, su gente es increíble, la ciudad y sus servicios son excelentes, es una ciudad muy hermosa… hasta viviría ahí si me pagaran una buena suma de dólares…, porque en verdad la vida que tiene esa ciudad es cautivante… en mi próximo post hablare de mis actividades recreativas… pues verdaderamente fueron días de burgués y bohemio.

2 comentarios:

Rodrigo Visscher W. dijo...

y las anecdotas buenas...cuando?

Anónimo dijo...

Yo vivo en Bogota hace 6 años, si alcansate a ver lo que comentas en esos pocos dias no te imaginas lo magica que llega a ser esta ciudad bien vivida, es una de las ciudades mas culturales de latinoamerica y en realidad las posibilidades de eventos culturales de todo tipo es considerable. Al parecer te falto mucho por conocer ya que, creeria, si hubieras encontrado esas cosas magicas que existen en esta ciudad, te aseguro que gran parte de tu blog no hubiera sido de las medidas de seguridad si no de tus experiencias agradables que se pueden vivir aqui. Ojala vuelvas